Introduzco
mi mano por debajo de mi falda y acaricio mi sexo por encima de la tela del
culo. Compruebo lo mojado que lo tengo y como mi cadera se mueve para que mi
panocha roce con mi mano. Ya no aguanto mas, empiezo a quitarme la ropa,
quedando totalmente desnuda.
Mi
mano derecha busca mi botoncito, le da unos cuantos golpecitos, provocando que
el placer sea mayor. Mientras mi mano izquierda va pellizcando mis pezones,
sigo así hasta que la bañera se va llenando. Cada célula de mi piel está súper
excitada, mi pulso se acelera y mi respiración entrecortada da paso a los
jadeos y gemidos.
Dentro
de la bañera introduzco un par de dedos en mi cueva, los meto y saco unas
cuantas veces... mmm... y después los limpio en mi boca y los vuelvo a
introducir... mmm... Así estoy unos cinco minutos, pero mi calentura en vez de
disminuir va en aumento.
Necesito
algo más largo que introducir en mi excitado coño, mis dedos no son lo
suficientemente largos. Por suerte soy precavida, tomo mi consolador negro de
unos quince centímetros de largo y tres de ancho.
Lo
meto y lo saco fácilmente de mi panocha, acelero la velocidad con la que lo voy
metiendo dentro de mí... aaahhh. Mis caderas se mueven al mismo compás,
provocando que el consolador llegue lo más hondo posible. Noto como entra cada
vez, más y más adentro... mmm que rico.
Me
vengo con el consolador dentro de mí, lo saco y lo lamo como si fuera una
verga de verdad se tratara. Mientras
coloco la regadera de la ducha en la entrada de mi cueva, abro la llave y un
chorro de agua fría entra por mi agujero. Mi cuerpo se convulsiona por el frio
recibido, provocándome una grandiosa corrida... aaahhh delicioso
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Me incorporo y le sonrío metiéndome el pecho dentro del escote y bajándome el vestido que se me había subido. El vestido es sencillo pero elegante, me gusta. Al quitármelo me doy la vuelta de manera que mientras mi rostro está cubierto por el vestido mis senos, mi panocha se encuentren frente a el.