Una noche que mi esposo
salio de viaje, me dispuse a ver una película porno, me puse tan cachonda que
decidí hacer algo para satisfacer mi calentura. Me puse mi tanga y ligeros
negros que me encantan y me pinté como puta. En mi cuarto pasé un rato frente
al espejo masajeándome las tetas sobre el brasier y sobándome la panocha sobre
la tanga. Puse luz suave y música sensual y comencé a moverme como si estuviera
seduciendo a alguien. Al poco expuse mis tetas y comencé a chuparme los pezones
con verdadero placer. Me quité la tanga y dejé expuesto mi rasurada panocha, donde el
clítoris y labio sobresalían. Me froté
la vulva con mis dedos ensalivados hasta que comencé a sentir una rica humedad.
Estando así pase a lo que quería: busqué en mi buro mi dildo que
tan feliz me ha hecho y mi frasco de lubricante. Al poco lamía con lujuria el
dildo, y aprovechando su base lo pegué en la pared para ponerme de rodillas y
chuparlo como rico postre. Mientras lo hacía me sobabas las tetas y frotaba la
panocha ya húmeda. Cada chupada era sonora y esto me calentaba más. Un rato
después, puse el dildo en el suelo y me acomodé encima. Entró en mi vagina con facilidad,
gracias a la saliva y mis propios jugos. Así comencé el mete saca cabalgándolo
al principio con lentitud, después más acelerada. Acerqué un espejo y me
excitaba ver como la verga de plástico entraba hasta el fondo y salía
provocando un delicioso sonido. - Ayyy si, que rico, nene, cómete mi panocha, cómetelo
todo ... Susurraba a mi dildo. Yo gemía cada vez más acelerada hasta que me
vine en varios espasmos, tumbándome en el tapete del suelo para reponerme. La
verga seguía clavada y la saqué para chuparla gustando mis propios jugos.
- Ay, nene, ¿ahora quieres comerme el culo? Que sucio eres! Me
ensalivé los dedos y los pasé por el culo hasta dilatarlos. Puse el dildo en el
suelo con lubricante en la punta. Me
senté encima clavándomelo en el culo gemí de satisfacción cuando la gruesa
barra se abría camino en mi agujero, expandiendo mis esfínteres. Al espejo veía
como la barra iba entrando poco a poco hasta casi las bolas. - Ayyy, nene, como
sabes encular una puta! Cabalgué la barra en un rico y sonoro mete saca, cada
vez más rápido y profundo. Cerraba los ojos para sentir la barra invadiéndome
sin pudor y de vez en cuando los abría para ver en el espejo como desaparecía
en mi pobre culo. Hice una pausa para arrodillarme y chuparlo. - Mmm, que
pervertido dildo! Ahora quieres que te chupe con sabor a mi culo! Después volví
a ensartarlo y a una segunda fase de mete saca en mi culo mis gemidos se
mezclaban con el sonido de la enculada.
Cuando me sobé el clítoris volví a un segundo y tremendo orgasmo
tan tremendo que me tumbé en el suelo exhausta.
En minutos me metí en la cama y dormí apenas unos minutos.
Desperté muy cachonda otra vez. Puse el dildo al frente y me abrí de piernas
todo lo pude, mostrando mi raja húmeda . En esa posición tomé el dildo y me lo
metí en la panocha haciendo otro largo mete saca. Pero lo que mi dildo quería
otra cosa ... -Que? otra vez quieres encularme? Entonces pegué el dildo al
borde la cama y me puse en el suelo en cuatro con el culo en dirección al
dildo. Su gorda punta entró en el anillo y gemí, anticipando el cilindro que volvió
a invadirme. Allí me enculé tan rico y fuerte que la pobre cama crujía ante
cada embate. - Ahhhh, que rica verga, nene! Come, come, no pares...
Volví a frotarme el clítoris y sin dejar de moverme volví a mi
tercer orgasmo. Me quedé un rato quieta, reponiéndome, pero aún con la barra
adentro. Ni el dildo quería salir ni mi culo dejarlo!
Me acosté y cobijé con el dildo adentro del ano, y así me quedé
dormida, soñando que el dildo me enculaba toda la noche,
bueno les mando muchos besos espero sus comentarios y les comparto otras de mi colección.