martes, 21 de noviembre de 2017

Mi fefe me hace su puta

Viernes por la noche, son las 9pm y yo aún en la oficina, hoy la noche pintaba para fiesta y locura, pero bueno, tendremos que terminar los trabajos pendientes, cabe mencionar que estamos aquí por la entrada de un nuevo jefe, nada despreciable, buen tipo, galán, alto, bien vestido, bien formado, pero sobre todo con unos labios que dan miedo.
Yo como pintaba para salir pues traía unos jeans entubados, zapatos altos , una blusa entallada y por debajo un conjunto color rosa fosforescente de encaje, con tanga y el perfume más rico que he olido en mi vida.
Llevamos ya varias horas trabajando sin tomar descanso cuando me habla mi nuevo jefe a su oficina para preguntarme el estatus de todo lo que llevamos realizado mi equipo de trabajo y yo, la realidad es que al llegar a su oficina noto su mirada que me desnuda y yo no puedo por el cansancio dejar de estirar mi espalda, por lo que me pregunta si deseo un masaje, la realidad es que no debería hacerlo, pero no puedo más y le doy entrada.
Empezo a masajearme la espalda, pero jamás tuve el pensamiento de que lo hiciera tan bien, está a mis espaldas y comienza por los hombros, el cuello, un poco de los brazos y empiezo a escuchar su respiración agitada, intento pararme porque me parece poco apropiado, y él me detiene fuertemente de los hombros y me sienta, baja sus manos de los hombros a mis pechos me empieza a masajear y yo intento pararme nuevamente, sin lograrlo, sutilmente mete las manos entre mi escote y la blusa y encuentra debajo del top mis pezones, yo no puedo dejar que esto continúe, por lo que me paro y el me agarra de la cintura me pega a él, y siento su verga dura, enorme, fuerte y caliente.
Me voltea y me hinca para que se lo chupe todo, de la raíz a la punta, no pude dejar de tocárselo y babearlo tanto que llega a escurrirse de mi boca la saliva, el me la mete tan fuerte que siento que me llega al estómago su gran verga, yo me incorporo y el me baja el pantalón, hace  a un lado las cosas de su escritorio y me empina sin decir más, se escupe la mano, me pone la saliva en la panocha y me la mete, empieza a empujármela fuertemente, luego suave, y escucho como nuestros líquidos se mezclan haciendo un ruido.
En eso escuchamos un ruido en la oficina y él se detiene, yo aprovecho para vestirme y salir de la oficina, no es que no me gustara, pero no supimos que hacer si alguien venía. Finalmente vemos cada uno en su lugar que teníamos una compañía otro colaborador que estaba ocupado, y había regresado de fumar un cigarrillo.
Yo tengo que ir a alinearme un poco y me dirijo al baño para esto tengo que subir un elevador, subo al elevador y veo para mi sorpresa que el viene siguiéndome y lo para, que suerte la mía, obviamente comienza a besarme el cuello, la boca y se pega a mi fuertemente, tanto que decido subirme la blusa e invitarlo a que chupe mis pechos que para eso ya están parados y duritos, el lo hace deliciosamente, me baja el pantalón, se saca su miembro, me carga y me la mete, comienza a subirme y bajarme con un ritmo delicioso, yo gritooo de lo rico que el me hace sentir, mientras el me dice que soy su empleada más puta, me la mete hasta que se viene, y me empieza a lamer los pezones nuevamente hasta que yo  me vengo.

Suavemente me baja, activamos el elevador, llegamos cada uno a su destino en el piso de los tocadores, sin más palabras, sin más miradas más que las de dos desconocidos que acaban de tener el mejor encontrón del día en el trabajo. Espero lea haya gustado, besos bye.
















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Me incorporo y le sonrío metiéndome el pecho dentro del escote y bajándome el vestido que se me había subido. El vestido es sencillo pero elegante, me gusta. Al quitármelo me doy la vuelta de manera que mientras mi rostro está cubierto por el vestido mis senos, mi panocha se encuentren frente a el.