martes, 2 de enero de 2018

Fiesta de fin de año

Hola:
Antes que nada quiero enviarles a todos un afectuoso saludo, decirles que  no dejen de seguir mis relatos así como mis fotografías, ya que trataré de mejorar en todos los aspectos.
El día de hoy quiero platicarles solo un poco de lo que he pasado en las vacaciones de diciembre,
Como era de esperarse y al igual que en todos lados, también tuvimos nuestra fiesta de fin de año en la oficina  y la verdad es que estuvo de lujo. No quiero abundar mucho en todo lo que sucedió, porque hay muchas cosas que se suscitaron durante la fiesta que es probable que pueda redactar un relato más para ustedes; así es que solo contaré parte de lo sucedido.
La fiesta comenzó poco después de las 4 de la tarde, una comida en las oficinas, fue el lugar indicado. Llegaron todos los integrantes de otras oficinas  ya que aparte de la comida se iban a rifar algunas cosas, de tal forma que nadie podía faltar.
Nos fuimos concentrando en grupos, según nuestras actividades y áreas determinadas. Y cuando comenzó a servirse la comida ya estábamos todos mezclados.
Debo decir que en mi área, somos solo dos mujeres (como secretarias), el resto del equipo son hombres, 7 en total. También y como era de esperarse, los siete varones no nos soltaban, éramos como el centro de atracción para ellos. Ese día me vestí con un vestido color salmón muy pegadito  utilicé unas medias desnudas, con mucho brillo y muy sedosas y  zapatillas altas
Antes de la comida se hizo la ceremonia correspondiente, se rifaron algunas cosas (que por cierto, nunca gané nada). Después se sirvió la comida y como era de esperarse, también salieron las botellas de tequila y whisky
El director general  contrató un equipo de luz y sonido y en la oficina, se instaló de manera provisional, la pista de baile. Así es que después de la comida, muchos de los empleados se acercaban a la pista para ponerse a bailar, finalmente con unas copas encima, todo se hace más llevadero, cierto?
Desde hace tiempo, había notado que un jefe tenía cierto interés en mí, cosa que me confirmó ese día, se volvió tan empalagoso que no me dejaba ni a sol ni a sombra. Tanto en la comida como en la rifa no me soltaba, me hacía la plática referente a todo, con decirle que ahí conocí su vida en 4 horas, me platicó de su familia, de sus amigos, en fin; me platico de todo. Solo que tuvo un pequeño desatino y es que se le pasaron las copas de más en poco tiempo y es que el hecho de no comer le afectó demasiado.
Aun así no me soltaba, no dejaba de decirme lo bien que lucía con ese vestido que si el vestido, que si mis medias brillaban mucho, que si mis zapatillas estaban tan altas, me decía de todo. Y es que también de alguna manera yo lo provocaba.
Por ejemplo, el vestido me lo arregle  de tal forma que hasta para pararme o sentarme, con algún movimiento brusco, se me podían ver las nalgas, y eso les encanta a los hombres.
Mientras comíamos, él no dejaba de beber, tampoco de observarme de pies a cabeza, pero especialmente las piernas. Ahí me di gusto mostrándoselas descaradamente, me movía de un lado a otro, me paraba, me sentaba, cruzaba ambas piernas y lo tenía l borde de la silla. Es más, me tocó ver de reojo al límite de su pantalón, donde se veía que traía la verga bien paradita. El problema es que no solo él me veía, sino muchos de los muchachos no me quitaban la vista de encima y yo me sentía como pez en el agua.
En eso me dijo que lo acompañara a la oficina que daría mi regalo de navidad. Entrando a la oficina Comenzó a acariciarme y a besarme los oídos, me decía cosas calientes como por ejemplo Que rica estas  mami o te me antojas un mucho, déjame culearte.
Cuando vi que la cosa estaba más caliente, me pidió que me parara delante de él, se hincó y me comenzó a besar las piernas por detrás de las rodillas, lo hacía desde debajo de mis pantorrillas, hasta llegar a morderme las nalgas, le pedí que no lo hiciera tan fuerte para que no me rompiera las pantimedias. Me manoseaba por todos lados, me quito el vestido y me soltó el sostén, me besó los pechos tan fuerte que quería tragárselos, en fin, me dio un faje que creo que ni mi esposo me ha dado.
Se sacó la verga y me pidió que se la mamara, pero no quise porque no traía condón. Se la jugué durante un rato y quería penetrarme, pero le pedí por favor que no lo hiciera, porque sin condón no me aventaba. Entonces me dijo por lo menos, déjame comerme un hot dog.
Yo no sabía a qué se refería, pero cuando me enseñó, me encantó. Me inclinó un poco en el escritorio, me pidió que me abriera de piernas, se puso detrás de mí, metió su verga en medio de mis piernas al límite de mi panochita, después me pidió que cerrara las piernas hasta donde pudiera y así lo hice. Su verga quedó prensada por mis piernas.
El se movía y hacía que yo también me moviera, y mientras su verga jugaba con mi entrepierna, él se divertía con mis medias acariciándome las piernas hasta donde llegaba una de sus manos, la otra la tenía en una teta mía y de su boca salían palabras tan vulgares y dulces que me provocó un riquísimo orgasmo, poco tiempo después él se vino, y mucho de su leche fue a dar sobre unos documentos, lo poco que salió de él cuando ya había terminado lo embarró en mis muslos, arriba de mis rodillas, y como mis pantimedias brillaban, solo se opacaban en donde estaba el semen embarrado.
Se subió el pantalón y me dio salida por otra puerta, así es que nadie se dio cuenta de lo sucedido ahí. Cuando llegué a casa, mi esposo no había llegado, así es que me dio tiempo perfectamente de bañarme y cambiarme. Y también me comí un hot dog con él, pero bueno, eso después se los cuento.

Espero que les haya gustado algo de lo que me sucedió este fin de año que acaba de pasar, besos bye.



















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Me incorporo y le sonrío metiéndome el pecho dentro del escote y bajándome el vestido que se me había subido. El vestido es sencillo pero elegante, me gusta. Al quitármelo me doy la vuelta de manera que mientras mi rostro está cubierto por el vestido mis senos, mi panocha se encuentren frente a el.