La verdad es que no era el día óptimo
para ir a la playa pues hacia poco mucho sol
La verdad es que al llegar la playa
estaba desierta, así que nos pusimos a lo nuestro, a tomar el sol desnudos.
Durante la estancia, como hacia un poco de viento, mi esposo se arrimó a mi y
claro con el contacto mis pechos se empezaron a poner duros,. Al verlos mi
esposo sonrió y pícaramente comenzó a acariciarlos y su verga se empezó a poner
dura por lo que comencé a sobarla y meneármela. Pero ya estando calientita comencé
a darle unas mamadas ahí mismo sin importar si pasaban. En eso me dice mi esposo,
“Vaya tenemos publico” (un chico nos estaba observando) y yo le dije, “bueno,
mirar es gratis y yo estoy en la gloria con esta mamadita, si quieren mirar que
miren,”. Eso me excito más pues el ritmo de la mamada aumento. Por suerte la
playa estaba casi desierta y podíamos dedicarnos a lo nuestro.
La temperatura aumentaba cada vez más y
mi esposo me empezó a acariciar las tetas con una mano y con la otra me empezó
a sobar la panocha. Yo para calentar más la situación comencé a acariciarle la
verga y a darle chupaditas y el con los dedos me habría mi panocha, por lo que
el chico podía ver perfectamente el interior de mi panocha y como me metía los dedos. El chico muy
correctamente se limitó a quedarse sentado mirando.
Con la calentura ya encima, me monte
sobre mi esposo abri las piernas y meti su verga en mi panocha lentamente, para
después empezar a darme unos sentones riquísimos. Para esos momentos el chico,
que podía ver todo perfectamente por la posición, ya se acariciaba la verga
mientras nos miraba coger. Seguro que podía ver mis nalgas y la verga de mi
esposo entrando y saliendo perfectamente
desde donde estaba sentado masturbándose.
De repente el ruido de una moto lejana
nos hizo alertarnos, temimos que fuera la policía ya que a veces pasa la
patrulla con la moto por la playa para vigilar. Claro se rompió la magia. El
chico nos llama y nos dice “un poco más adelante hay una zona de rocas que hace
un escondite, allí estarán más tranquilos sin preocuparse tanto por si pasa
alguien”.
A mi me gustó la idea, así que tomamos
las toallas y la bolsa y nos dirigimos al lugar que estaba como a unos 30
metros. Allí encontramos un hoyo alargado que estaba totalmente cubierto por rocas
excepto una pequeña entrada que le daba
el acceso. Entramos, tiramos las toallas en el suelo, me hinque y comencé de nuevo
a mamarle la verga a mi esposo. El chico llegó y se sentó a la entrada del
lugar, quedando a unos metros de nosotros viendo. Era nuestro vigilante
particular. El vigilaba y como pago podía mirar y masturbarse. En eso mi esposo
me puso en cuatro de cara al chico y comenzó a darme por atrás. Cada vez que
gemía miraba al tipo con cara morbosa. Luego nos volvimos a cambiar y yo me
puse tumbada boca arriba y puso mis piernas en sus hombros, me abrió la panocha
y la fue metiendo poco a poco. El tipo
podía ver todo de frente pues estaba sentado a unos metro del espectáculo.
Comencé a moverme enseñando mi panocha
abierta y penetrada por la verga de mi esposo
mientras a la vez me acariciaba el clítoris. Así estuvimos un rato hasta
que lo mire a los ojos y le dije “vente en mi boca quiero que él lo vea”. Me levante la puse en la boca y se la mame hasta que
comenzó a salir su leche caliente de su
verga directa a mi boca. Salió tanta que
se la derramó en mi cara. Entonces mirando al chico comencé chupar los restos que
estaban en mi cara. El chico estaba rojo de la excitación, así lo indicaba el
color de su cara.
Entonces ya finalizada la aventura nos
limpiamos y con tan solo un “gracias y adiós” por decirnos en escondite y nos
fuimos dejando al chico.
Y esa fue la aventura del dia ya les
contare las otra mas adelante.
Besos bye.
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Me incorporo y le sonrío metiéndome el pecho dentro del escote y bajándome el vestido que se me había subido. El vestido es sencillo pero elegante, me gusta. Al quitármelo me doy la vuelta de manera que mientras mi rostro está cubierto por el vestido mis senos, mi panocha se encuentren frente a el.