lunes, 29 de mayo de 2017

Mi marido se dio cuenta que llegué bien cogida

Hola. Este es un resumen cuando conocí a Rodrigo.
En una ocasión, en la oficina llego un chico a tramitar unos documentos y me empezó a hacer la plática a lo cual yo como buena servidora pública lo atendí amablemente entonces el me invito a salir a lo cual accedí a ir a tomar la copa después del trabajo.  Al otro dia le comente  a mi marido que  llegaría tarde a casa, por causa de una reunión que habría en la oficina y le pedí que  se hiciera cargo de dar cenar y dormir a los pequeños. Aunque accedió de buen  modo, puso cara de incógnita, cuando vio que, para salir, me puse un minivestido  color verde. Sin embargo, no me dijo nada. Me puse un liguero y medias, una  súper mini tanga y dejé que mis hermosas tetas se proyectaran desafiantes sin  bra, en la delgada tela del vestido. Verdaderamente, me veía fenomenal, cuando  salí de casa, los hombres se paraban para ver mis piernas que se mostraban hasta  el liguero, al manejar el coche. En ese momento, deseché toda sensación de culpa  por mi plan de ponerle los cuernos a mi querido esposo y me dispuse a sentir con  plenitud que estaba surgiendo en mí. La de ser una hembra plena de  sensualidad y erotismo. En ese momento, empecé a sentir esas pequeñas  explosiones en el clítoris, que reconocemos tan bien las mujeres, cuando nos  calentamos.

Por la noche, Rodrigo se portó como un perfecto caballero,  debo decir que mejor de lo que esperaba. Bailamos y nos besamos tan  intensamente, que casi le supliqué que me llevara a la mesa y me masturbara, ahí  delante de todos, discretamente, Yo misma le tomé su mano y la puse en mi  rodilla; mis labios rojos, temblorosos de excitación, le suplicaron que  siguiera: "Por favor papito, sigue, lo necesito". Cuando llegó a los labios de  mi panocha, se detuvo, me abrió las piernas y siguió; entonces, supe lo que era  un experto. Con dificultades para contener gritos de placer, tuve mis tres  primeros orgasmos de la noche: "mi amor, que riiiiiiccccccooooooooooo", le  comenté al oído.

Casi automáticamente, le acaricié con mi mano su  hermosisisisisima verga, diciéndole, "me la quiero comer, amor". Imagínense el  espectáculo que estábamos dando en el lugar, por eso, le pedí que me llevara a  donde quisiera, con tal que me cogiera y me dejara chupar ese bellísimo  instrumento que le dio la naturaleza. Durante el trayecto, me acomodé lo mejor  que pude el mini vestido, pero fue imposible, las manos de Rodrigo volaban de  arriba abajo, por lo que el vestido lo traía prácticamente en la cintura. La  verdad, con el nivel de excitación que tenía no me importaba que, quienes
transitaban por la calle a esa hora, vieran el espectáculo. Casi al llegar a su depa, le agarré su hermosa verga y me acaricié con ella las tetas, que quedaron  al descubierto cuando me jalé la parte superior del micro vestido. Disfruté la  humedad de la cabeza de su verga que se adhirió a mis pezones. Ahora me da risa,  como debieron haberme visto las personas que transitaban por la calle.  Imagínense, la mujer casada, bella y recatada, portándose como una vil puta.

Ya en su departamento, me sirvió una copa que nunca llegamos  a beber, porque, ahí, de pie, empezó a cogerme como desesperado, les juro, que  no podía detener mis múltiples orgasmos, al sentirme penetrada como nunca. Me  invadió la panocha con su semen y me volqué besándole sus huevos y su tremenda  verga, que chorreaba sabrosísimos fluidos. Al poco tiempo nos quedamos abrazados  y caímos en un breve sueño: Le dije al oído, "Gracias mi amor, creo que ya me  llevas en el camino de convertirme en la puta que me has insistido que sea".

Cuando llegué a casa, con las medias y la tanga dentro de  la bolsa de mano, porque una vez que me di cuenta de la hora, las metí apurada a  la bolsa, no pude disimular el olor a sexo y ni el pelo y la cara con el aroma  de Rodrigo. Para salir del trance y mi marido no cuestionara nada, le pedí  rápidamente que me cogiera, como en otros tiempos. Creo que en su interior se  imaginaba lo que había pasado, pero no dijo palabra. Me cogió como acostumbra,  solo que ahora, cuando me penetró lo hizo entre los jugos y semen que había  dejado Rodrigo. Verdaderamente lo disfruté. Que puta ¿verdad?




Termino por ahora. Les mando un  beso. Y les dejo otras de mi colección 















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Me incorporo y le sonrío metiéndome el pecho dentro del escote y bajándome el vestido que se me había subido. El vestido es sencillo pero elegante, me gusta. Al quitármelo me doy la vuelta de manera que mientras mi rostro está cubierto por el vestido mis senos, mi panocha se encuentren frente a el.