lunes, 16 de octubre de 2017

ME GUSTA QUE ME DEN POR EL CULO

Hola esto me pasó hace unas semanas. salí de la oficina a realizar unos trámites y me topé con un ex-novio, de hace más de 20 años. Es el tipo que te marca para toda la vida, que por cosas del destino, cada uno tuvo que seguir su rumbo. Con el pasar de los años, me casé con el que hoy es mi marido y el quedó en el recuerdo. Pero ahí estaba, parece que los años no le hubiesen pasado. Ni una arruga, un cuerpo, el pelo largo como a mi me gustaba. Me entraron ciertas sensaciones que hacía mucho no sentía, hablamos de todo un poco, me contaba de sus cosas, negocios, vida personal, y yo de las mías, mis hijos, mi trabajo, y cuando me dí cuenta, ya estaba en su departamento, que más que departamento parecía un cogedero. Es más, me confesó que lo tenía para llevar sus aventuras de ocasión. Caí en su juego de seducción y en pocos minutos estaba con mis nalgas a su merced, jugueteó con ellas como quiso, y a mí eso me puso como loca. Estaba demasiado excitada como para darme cuenta de las cosas que me estaba haciendo y me dejé llevar por el instinto animal que desató en mí. Había olvidado que era muy bien dotado, entró en mí con mucha delicadeza, y luego de unos movimientos suaves, empezó a ser el bestia que era y el que a mí me gustaba. Traté de gritar pero él se me anticipó y me tapó la boca besándome, y luego de un instante me giró y quedó detrás mío, me levantó poniéndome en cuatro y me embistió como si fuese una puta perra, y eso a mí me volvió más loca y quería más y más. En medio del fragor del deseo, me ató de pies y manos a los extremos de la cama, parecía que estaba estaqueada con la colita para arriba, lamió todo mi ser, jugó con mi panocha toda mojada y con mis nalgas, metió sus dedos en mi cola y en mi panochita a la vez,... luego me penetró con un consolador, jugaba conmigo como quería y eso me encantaba. Luego sentí su tremenda verga que empujaba por entrar en mi cola, le dije que parara, que no quería, y él me contestó que cuando éramos novios nunca me lo había podido hacer, y él me la metió sin piedad. Estaba tan bien atada que no me pude zafar, cada vez que él me embestía lo hacía con más fuerza, y eso me hacía  gritar cada vez más y le daba motivos para que fuera más salvaje. Después de no sé cuánto tiempo me la sacó, me quedó la cola ardiendo del dolor y me desató. Por un rato largo, no me pude mover de la cama y él se quedó a mi lado mirándome, y en un momento me levantó y me dijo algo como que era la primera pero no la última, y me dí cuenta porque me puso arriba suyo y me la metió por la panocha, me manejaba a su antojo. Yo en ese momento estaba tan caliente que el dolor de la cola había pasado, y él, con un movimiento rápido, me la sacó de la panocha y me la puso por la cola; gritaba , gemía, y me seguía moviendo, hasta que me la sacó y me la puso en la cara y me rego toda su leche. Fue algo increíble y maravilloso, me pasaba del dolor al goce en instantes y eso me desconcertaba. No quedamos en nada, pero tengo su dirección y me ocupé en averiguar su número de teléfono.















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Me incorporo y le sonrío metiéndome el pecho dentro del escote y bajándome el vestido que se me había subido. El vestido es sencillo pero elegante, me gusta. Al quitármelo me doy la vuelta de manera que mientras mi rostro está cubierto por el vestido mis senos, mi panocha se encuentren frente a el.