jueves, 1 de junio de 2017

SIN TANGA EN LA OFICINA

Me excita ir a trabajar con falda y sin tanga y sentir el frescor del aire entre mis piernas mientras voy rumbo hacia la oficina. Me siento muy excitada, y no puedo evitar pensar que las mujeres con las que me cruzo van también con su culo al aire disfrutando del fresco de la mañana.


A veces me quito la tanga en el baño de mi oficina nada más llego, subo mi falda y me observo en el espejo. Sobo mis tetas por encima de la ropa y pellizco mis pezones mientras noto que mi dulce panocha empieza a empaparse. Me pone muy cachonda el pensar que cualquiera de mis compañeras puede entrar al baño y verme así, pero por el momento no se ha dado la ocasión, así que sigo disfrutando de mi pequeña travesura casi a diario.

Me siento en una mesa que tiene el frente cubierto, por lo que puedo estar tranquilamente con mis piernas bien abiertas sin que nadie se percate de mi "secreto". A veces, haciéndome la distraída, meto una mano debajo de mi falda y me toco mi panocha, introduzco uno de mis dedos y miro a mi alrededor cómo todos siguen trabajando ajenos a lo que pasa debajo de mi escritorio. Estoy sin tanga, abierta de piernas totalmente, tocando mi húmeda rajada en mitad de la oficina y nadie se da cuenta...

Cuando estoy muy cachonda, me gusta meterme uno o dos marcadores de texto en la panocha - de estos fluorescentes que se usan  y seguir trabajando como si nada. Me levanto de mi sitio y paseo por la oficina con los 2 marcadores dentro, apretando fuerte con los músculos de mi vagina para que no se caigan, y luego me vuelvo a sentar para sacarlos disimuladamente y dejarlos en el escritorio. Me pone a 100 cuando mis compañeros de al lado - todos hombres - me cogen prestado algún rotulador de mi mesa... si ellos supieran!!

En verano también me gusta ir sin bra, tengo unos pechos bonitos, bien proporcionados y con las aureolas grandes y oscuras. Cuando era adolescente me acomplejaba el tamaño de éstas, y me moría de vergüenza si alguna vez en la piscina se transparentaban bajo la fina tela del bikini. Una vez, a mis 14 años escuché decir: "esa te mete un pezón en la boca y te ahoga". En aquel momento me quería morir, pero ahora me mojo sólo de recordar que alguien vio mis preciosas aureolas y mis pezones erectos bajo el bikini y le gustó.

Cuando voy con mi marido a algún spa, me gusta llevar un bikini blanco diminuto que se vuelve semi transparente al mojarse. También se calienta mucho con las vistas que ofrezco de mi cuerpo, y más de una vez me ha hecho un dedo bajo el jacuzzi aprovechando la "cierta intimidad" que dan las burbujas. La última vez, estando solos en el baño turco a última hora, no pudo reprimir sus instintos y terminó lamiéndome la panocha allí misma, con el riesgo de que cualquiera abriese la puerta y nos viera en plena faena. Al llegar a casa cogemos como locos y me hizo venir varias veces, quedándonos dormidos empapados en sudor y en nuestros propios fluidos.


Otra cosa que nos excita mucho a los dos, es coger junto a la ventana de un hotel, a altas horas de la madrugada, con las cortinas abiertas y la luz encendida. Apoyo mis manos en el marco de la ventana y me penetra por detrás, haciendo que mis tetas boten contra el cristal. O me sienta en la mesa del escritorio para comerme bien la panocha mientras pellizca mis pezones. Sólo de pensar que alguien puede estar viéndonos, haciendo fotos o grabándonos en vídeo nos pone a mil, pero nos da un poco igual, ya que el morbo que nos da es muy superior a la vergüenza.

besos espero sus comentarios.

















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Me incorporo y le sonrío metiéndome el pecho dentro del escote y bajándome el vestido que se me había subido. El vestido es sencillo pero elegante, me gusta. Al quitármelo me doy la vuelta de manera que mientras mi rostro está cubierto por el vestido mis senos, mi panocha se encuentren frente a el.