Me excita
ir a trabajar con falda y sin tanga y sentir el frescor del aire entre mis
piernas mientras voy rumbo hacia la oficina. Me siento muy excitada, y no puedo
evitar pensar que las mujeres con las que me cruzo van también con su culo al
aire disfrutando del fresco de la mañana.
A veces
me quito la tanga en el baño de mi oficina nada más llego, subo mi falda y me
observo en el espejo. Sobo mis tetas por encima de la ropa y pellizco mis
pezones mientras noto que mi dulce panocha empieza a empaparse. Me pone muy
cachonda el pensar que cualquiera de mis compañeras puede entrar al baño y
verme así, pero por el momento no se ha dado la ocasión, así que sigo
disfrutando de mi pequeña travesura casi a diario.
Me siento
en una mesa que tiene el frente cubierto, por lo que puedo estar tranquilamente
con mis piernas bien abiertas sin que nadie se percate de mi
"secreto". A veces, haciéndome la distraída, meto una mano debajo de
mi falda y me toco mi panocha, introduzco uno de mis dedos y miro a mi
alrededor cómo todos siguen trabajando ajenos a lo que pasa debajo de mi
escritorio. Estoy sin tanga, abierta de piernas totalmente, tocando mi húmeda
rajada en mitad de la oficina y nadie se da cuenta...
Cuando
estoy muy cachonda, me gusta meterme uno o dos marcadores de texto en la
panocha - de estos fluorescentes que se usan y seguir trabajando como si nada. Me levanto
de mi sitio y paseo por la oficina con los 2 marcadores dentro, apretando
fuerte con los músculos de mi vagina para que no se caigan, y luego me vuelvo a
sentar para sacarlos disimuladamente y dejarlos en el escritorio. Me pone a 100
cuando mis compañeros de al lado - todos hombres - me cogen prestado algún
rotulador de mi mesa... si ellos supieran!!
En verano
también me gusta ir sin bra, tengo unos pechos bonitos, bien proporcionados y
con las aureolas grandes y oscuras. Cuando era adolescente me acomplejaba el
tamaño de éstas, y me moría de vergüenza si alguna vez en la piscina se
transparentaban bajo la fina tela del bikini. Una vez, a mis 14 años escuché
decir: "esa te mete un pezón en la boca y te ahoga". En aquel momento
me quería morir, pero ahora me mojo sólo de recordar que alguien vio mis
preciosas aureolas y mis pezones erectos bajo el bikini y le gustó.
Cuando
voy con mi marido a algún spa, me gusta llevar un bikini blanco diminuto que se
vuelve semi transparente al mojarse. También se calienta mucho con las vistas
que ofrezco de mi cuerpo, y más de una vez me ha hecho un dedo bajo el jacuzzi
aprovechando la "cierta intimidad" que dan las burbujas. La última
vez, estando solos en el baño turco a última hora, no pudo reprimir sus instintos
y terminó lamiéndome la panocha allí misma, con el riesgo de que cualquiera
abriese la puerta y nos viera en plena faena. Al llegar a casa cogemos como
locos y me hizo venir varias veces, quedándonos dormidos empapados en sudor y
en nuestros propios fluidos.
Otra cosa
que nos excita mucho a los dos, es coger junto a la ventana de un hotel, a
altas horas de la madrugada, con las cortinas abiertas y la luz encendida.
Apoyo mis manos en el marco de la ventana y me penetra por detrás, haciendo que
mis tetas boten contra el cristal. O me sienta en la mesa del escritorio para
comerme bien la panocha mientras pellizca mis pezones. Sólo de pensar que
alguien puede estar viéndonos, haciendo fotos o grabándonos en vídeo nos pone a
mil, pero nos da un poco igual, ya que el morbo que nos da es muy superior a la
vergüenza.
besos espero sus comentarios.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Me incorporo y le sonrío metiéndome el pecho dentro del escote y bajándome el vestido que se me había subido. El vestido es sencillo pero elegante, me gusta. Al quitármelo me doy la vuelta de manera que mientras mi rostro está cubierto por el vestido mis senos, mi panocha se encuentren frente a el.