Cuando fue el cambio de administración en mi oficina. Iba a
llegar el nuevo jefe, entonces tenía que saber cómo el funcionamiento de la
oficina entonces se me ocurrió que yo era la indicada para ese trabajo.
Así que haciéndome la tonta, rápidamente hice amistad con
él, al punto en que ocasionalmente yo nada más que por provocarlo, andaba sin
tanga, dejando que él de manera distraída mi viera el culo, o mis tetas.
Hasta que finalmente un día como que no pudo aguantarse más,
y tras estar mirando mi culo, al darse cuenta de que lo había pillado
mirándome, salió corriendo al baño, al verlo, se me ocurrió seguirlo. Pero al
entrar al baño, me lo encuentro con sus pantalones abajo, y su verga parada agarrada entre una de sus manos,
masturbándose.
Claro que al ver, que yo entré al baño, y cerré la puerta
tras de mí, él se cortó un poco. Pero cuando agarrando su parado miembro, lo
dirigí directamente a mi panocha, su manera de actuar cambio por completo.
Al ver que yo estaba tan dispuesta como él, sus manos comenzaron
a ir quitándome la poca ropa que tenía, al mismo tiempo que no cesaba de meter y sacar
su dura y parada verga de mi húmeda panocha. Por un buen rato disfruté mucho de
la posición en que nos encontrábamos, pero de momento a él le dio porque lo
hiciéramos de otras formas, a lo que yo gustosa colaboré, hasta el punto que cuando
me pidió que se lo mamara, no dudé ni un segundo en hacerlo.
Así que al él sacar su verga de mi mojada panocha, y colocarla
en mi boca, de inmediato sentí el sabor y el olor de mi propio raja. Cosa que
me hizo sentir mucho más excitada de lo que ya estaba, nada más de pensar que
alguien más nos pudiera descubrir teniendo sexo en el baño.
Quizás de seguro nadie se hubiera dado cuenta de lo que
ocurría entre el nuevo jefe y yo, de no
haber sido que tanto como yo, formamos un gran alboroto dentro del baño, a
medida que él me enterraba su verga dentro de mi panocha, y yo movía mis
caderas de manera desesperada, mutuamente nos decíamos a todo pulmón, lo bien
que lo estábamos pasando. Y por aquello de no quedarme atrás, yo le pedía a voz
en cuello que me diera más y más duro. La cosa es que al salir los dos del
baño, no tan solo el resto de los empleados de ese piso, se habían dado cuenta,
o escuchado nuestros gritos.
Ustedes podrán creer que apenas salimos los dos del baño, yo
arreglándome el vestido y mi cabello, y él terminándose de subir los pantalones
.Hoy en día soy, digamos que soy la amante oficial del nuevo Director de la
oficina
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Me incorporo y le sonrío metiéndome el pecho dentro del escote y bajándome el vestido que se me había subido. El vestido es sencillo pero elegante, me gusta. Al quitármelo me doy la vuelta de manera que mientras mi rostro está cubierto por el vestido mis senos, mi panocha se encuentren frente a el.