Hola
En una
ocasión en la que no pude ir al mercado acompañada de mi esposo, como todos los
domingos por la mañana, sino hasta el martes. Ese martes llegué al mercado
normalmente. Empecé a ver lo que iba a comprar y al llegar al puesto donde
compro el pescado, había mucha gente por lo que me paré lo más cerca del mismo.
Ahí
estaba yo cuando no sé de donde salio un hombre que de una manera descarada me
arrimó su bultote y me dio una agarrada de nalgas que me dejó sin poder
reaccionar, mientras se perdía de nuevo entre la gente. Volteé discretamente
tratando de ver si alguien más lo había visto y me sentí aliviada de ver que
nadie se dio cuenta de lo sucedido. En ese momento me di cuenta de que me había
excitado mucho el descaro de ese desconocido, pues me las había agarrado como
ni mi esposo, y mientras era atendida en el puesto, empecé a fantasear sobre
ese hombre, me hubiera encantado que ahí mismo en el mercado, me hubiera
cachondeado muy rico.
Estaba
en eso, cuando de repente volví a sentir que una mano me recorría las nalgas
desde la parte baja hasta casi la cadera, al voltear, volví a ver al hombre que
había pasado antes, para perderse entre la gente otra vez. Por supuesto que me
calenté más y decidí seguirlo sin importarme que aún no me despacharan. Al
tratar de seguirlo tuve problemas para pasar por entre la gente y lo perdí de
vista, pero como yo ya estaba excitada, pensé que lo tenía que encontrar, así
que me puse a buscarlo. Lo estuve buscando por un buen rato sin encontrarlo, ya
estaba a punto de darme por vencida cuando volví a sentir una mano recorrer mis
nalgas, así que como no queriendo, le hablé. Le dije que si quería tocarme las
nalgas, que mejor pidiera permiso, que para eso eran; a lo que el muy cínico
contestó que para qué pedir, si lo podía tomar y que a mí me había gustado y
por eso lo había seguido. Eso me dejó sin habla, lo que aprovechó para
abrazarme y darme un beso.
Me
invitó a dar un "paseo" y yo acepté. Subimos a su coche y me llevó
directo a un parque que esta ahí cerca . Me extrañé un poco pero pensé que tal
vez él lo había planeado así, para conocernos mejor; pero estaba lejos de la
verdad. Ya en el parque y nos fuimos hacia un rincón. Él había bajado del auto,
un tapete tejido; lo tendió y nos acostamos. Me empezó a besar y a acariciar. Yo
me sentía en las nubes. Logró hacerme venir sólo con acariciarme y besarme.
Cuando
me vio muy caliente, me empezó a subir la falda casi hasta la cintura y a pesar
de mis débiles protestas, él continuaba subiéndola, hasta que quedó a la vista
mi tanguita. En ese momento se arrojó sobre mi vientre y empezó a lamer mi
panochita por encima de la tanga, luego lo hizo a un lado y me dio una mamada
maravillosa. Ahí me hizo venir otras tres veces seguidas. Luego se abrió la
bragueta y se sacó la verga, no era muy grande, pero se veía riquísima, por lo
que me fui sobre ella. Se la estuve mamando por un rato, hasta que me pidió que
lo montara, a lo que respondí con un rápido movimiento hacia él.
Me
senté sobre su verga y cuando la sentí hasta el tope, empecé a moverme como una
loca, como si apenas hubiera conocido el sexo. Me hizo venir tantas veces que
perdí la cuenta; sólo quería seguir montada. Me excitaba mucho que cualquier
persona que pasara pudiera vernos, y con esa sensación, seguía apretándole la
verga con mi cosita, pues deseaba que eyaculara y que también, me siguiera
cogiendo. Así estuvimos casi una hora, que se me hizo muy poco. Nos levantamos
y nos fuimos al carro.
En el
camino a mi casa me confesó que me había visto pasar muchas veces por la parada
del colectivo con mi marido, cuando íbamos al mercado y que le había servido de
inspiración para excitarse. Por eso, al ver que mi esposo no iba conmigo, me
siguió y decidió tortearme aunque sea de esa manera, pero al ver mi reacción,
pensó que era yo muy facilona y podía llevarme a la cama, y no se equivocó.
Eso fue
hace seis meses, y hasta la fecha sigo haciendo mis compras los martes y él me
sigue cogiendo con gran pasión. Le encanta cogerme en lugares públicos o donde
hay posibilidades de que nos descubran. Además es súper caliente y aguantador.
Ya les seguiré contado más de mis aventuras con él. Besos bye.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Me incorporo y le sonrío metiéndome el pecho dentro del escote y bajándome el vestido que se me había subido. El vestido es sencillo pero elegante, me gusta. Al quitármelo me doy la vuelta de manera que mientras mi rostro está cubierto por el vestido mis senos, mi panocha se encuentren frente a el.