viernes, 21 de julio de 2017

SIN tanga POR LA CALLE

Una mañana me puse mi cortita minifalda de mezclilla, y justo antes de salir pensé en cambiarme de tanga, en el último momento, porque esas eran de licra muy ajustadas y me tiraban de los labios pequeños. Me bajé la tanga sin quitarme la falda, sacándolas por los pies, y fui a mi habitación a por otras más cómodas; ¡pero andando por el piso me di cuenta que ya me sentía cómoda!, —sentir el fresco del aire de la mañana en mi panocha me hizo sentirme viva y excitada—  y pensé; ¿porque no salgo sin tanga?  Pensé, y con esa faldita tan súper corta y mi  pelo suelto  por la espalda "sería una bomba para las miradas de deseo", ¡y eso hice!

Con mi falda vaquera y sin tanga baje por la escalera, y  me miré en el espejo interior. Levanté la la falda y me gustó ver mi panocha rasurada reflejada en él espejo, y también me gustó el hecho de  sentirme observada, tocando mi panocha con  el dedo, "paseándolo por mi raja de abajo arriba" y poniendo después la falda en su sitio. Cuando salí de casa el vecino me saludo. llamé a un taxi, al subir en el comencé a ser mala, ¿cómo?, pues me senté en el centro del asiento trasero, con las piernas abiertas, juntándolas cada vez que el taxista volvía la cabeza en un semáforo dándome conversación, para poder verme mi  panocha  húmeda; dejándolo que me viera el todo "solo un momento", jajaj, "estaba ardiendo el hombre, era un cincuentón, ¡ni me cobro la carrera siquiera!, y me dio las gracias confundido y excitado, viéndole yo el bulto en el pantalón —los de cincuenta también se empalman— pero necesitan belleza enfrente,  y yo soy muy guapa.

Bajé del taxi dos calles antes de llegar a mi trabajo y caminé un rato; sintiendo el fresco de la mañana acariciar mis piernas al andar; ese frescor también tensaba la suave piel desnuda de mi panocha recién rasurada. Me gustó sentir como bajo la falda  los labios mayores de mi panocha se rozaban entre si al caminar, sin tanga que impidieran el movimiento natural de mi suave y abultada grieta carnal. Era como si el frío de la mañana entrara en mi raja penetrándome, "calentándome al sentirlo entrar en mi", y dándome frío a la vez. Los altos tacones de mis botines intensificaran esa sensación, por el movimiento continuo y más marcado de mis caderas, las cuales se movían al ritmo de mi calzado.

Después de caminar un rato en dirección a mi trabajo, vi una cafetería que estaba una calle antes de donde desayuno habitualmente. Era una cafetería donde no había entrado antes, y casi seguro que no conocería a nadie, por eso  la elegí, para sentir y experimentar allí mis ansias de mostrarme a gente desconocida, como una exhibicionista caliente, que ansiaba que miraran su desnudez íntima y la desearan, ¡eso sí!, quería que no pareciera acaso hecho.

Me senté a desayunar en una mesita de la cafetería, me alisé  el pelo  y separé mis muslos, apuntando mis piernas abiertas bajo la corta minifalda a una mesa donde había dos chicas y un joven. El joven miró mi rajada rasurada  desde tres metros de distancia, y después de recrearse unos minutos con "mi piel rajada" cuchicheó con las dos chicas que estaban con él. Una de ellas muy bajita pero muy guapa comenzó a mirarme con la boquita abierta y sin disimulo, "yo hacía como que no me daba cuenta de que se me veía la panocha". La joven bajita y morena tendría mi misma edad más o menos, veintiséis años,  la vi acercarse a mí y preguntarme.

—Hola, ¿me puedo sentar un momento aquí contigo?  —dijo sonrojada, y le dije que sí.
Sentada junto a mí me dijo que se me veía la panocha desde enfrente, sin tanga, por si no me había dado cuenta que la ausencia de tanga dejaba ver mi "puerta interior"; también me dijo que yo era una mujer madura muy guapa; yo le contesté.


—Gracias hermosa, tú también eres muy mona, no sabía que se me había visto la rajita, gracias; 

















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Me incorporo y le sonrío metiéndome el pecho dentro del escote y bajándome el vestido que se me había subido. El vestido es sencillo pero elegante, me gusta. Al quitármelo me doy la vuelta de manera que mientras mi rostro está cubierto por el vestido mis senos, mi panocha se encuentren frente a el.