lunes, 4 de agosto de 2014

En la clase
Me considero buena profesional en mi trabajo y estar al día  siempre requiere estar aprendiendo algún curso nuevo.
Mi esposo y yo disfrutamos de muy buena comunicación, pues nos contamos casi todo
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Ocurrió la semana pasada, en la academia de quiromasaje a la que asisto. La clase estaba bien concurrida, 16 alumnos casi todas mujeres, pero 4 chicos jóvenes, además del profesor, un hombre bastante serio en su trabajo.-
El profesor solicitó como de costumbre un cuerpo para realizar los temas de masaje y estiramientos que se debían tratar. Como suele ocurrir no se ofrecía nadie debido al reparo al ser la mayoría mujeres. Me fastidia mucho que ocurra esto y vayan de puritanas. Ya que suelo ser muy lanzada y nada retraída, y mejor así ¡La verdad! A mi esposo le encanta le gusta que sea más bien fresca, y lo soy ¡Vaya si lo soy! me encanta  ser así de golfilla, es más mi esposo me incita a que sea mucho mas  pues cualidades no me faltan. Sería para los dos muy morboso y excitante.
Bueno, al tema, Sin pensarlo dos veces me ofrecí y sin ningún reparo me desnudé delante de todos, ante la perplejidad de los asistentes. Quedando solo una  minúscula tanga negra  me tumbé en la camilla con una toalla pequeña cubriéndome las tetas.
Después de varios minutos de masaje y explicaciones, el profesor iba con bastante cuidado por la zona de las tetas, tapadas con la toalla para no hacerme sentir incomoda, ¡Nada más lejos de la realidad! Al percatarse de la limitación del profesor, firmemente y sin vergüenza quité la toalla  mis  tetas para que pueda trabajar mejor, quedando al descubierto debido a la diferencia de temperatura mis tiesos y marcados pezones. Ante el nerviosismo del profesor lo tranquilicé, diciendo sin reparos que no hay problema, adelante con la clase. Ahora sí que podía el profesor masajear sin contratiempos.
Después de varios masajes sobre mis tetas y estiramientos de la parte superior, seguí las instrucciones del profesor, me situé de espaldas y en cunclillas, sobre la camilla y flexionaba el tronco abajo estirando los brazos al frente, estirando todos los músculos de mi espalda y mis glúteos, permitiendo así que mis tetas al colgar y presionar sobre la camilla sobresalieran en gran parte por los lados. Al mismo tiempo que se elevaban y abrían mis nalgas
A parte del profesor, nadie hablaba, el silencio era total. Después de varias explicaciones sobre los estiramientos y músculos implicados de las que nadie  seguro  se enteró, pues ya debían estar todos con la verga a reventar.
Dándome de nuevo la vuelta sobre la camilla el profesor llego a la parte inferior, mis piernas. Soy muy flexible debido al ejercicio que con frecuencia realizo. El profesor ya entusiasmado y con toda confianza sobaba y masajeaba, estirando, abriendo a tope mis muslos, estirado mis músculos abductores al máximo, abriendo mis piernas totalmente dejando en primer plano la diminuta  tanga que apenas podía contener mis abultados y carnosos labios de mi panocha  depilada que fácilmente se percibía a través de la fina tela .Nadie habla el silencio continua. El espectáculo está servido. Allí estaba yo de golfa, abierta a tope de piernas exhibiéndome delante de varias personas 5 hombres, ¡seguro que babeaban!, sus vegas  deberían estar a punto de estallar, ¡que morbo!.
Seguro que todos se masturbaron después del espectáculo y creo que continuaran así por mucho. En fin, después de haber contado todo a mi marido pues se que le excitan mucho estas historias mías no pudo hacer otra cosa que cogerme  en la mesa de la cocina, abierta de piernas, tal cual le explicaba,  ¡Menuda cogida me  pegó.!

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Un beso 

aqui les dejo unas selfies ojala les agraden y comentes bye

























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Me incorporo y le sonrío metiéndome el pecho dentro del escote y bajándome el vestido que se me había subido. El vestido es sencillo pero elegante, me gusta. Al quitármelo me doy la vuelta de manera que mientras mi rostro está cubierto por el vestido mis senos, mi panocha se encuentren frente a el.