Manoseada en el autobús
Lo que les voy a contar sucedió un día rumbo a la oficina que tome el autobús. Me senté
cerca de la ventanilla y a mi lado se puso un caballero de unos 38, 40 años.
Era atractivo con sus sienes blancas. Yo llevaba puesto mi traje chaqueta de
color marrón , de minifalda plisada corta y de vuelo, al estar sentada la
minifalda se subía hasta dejar ver muy arriba de mis perfectos muslos. El
caballero no dejaba de mirármelos, yo lo notaba pero me hacia la distraída
mirando por la ventana. De todas formas me resulta excitante el saber que atraigo
a los hombres y que los pongo cachondos.
Al poco tiempo, y con algo más de gente en el autobús, note su mano
sobre mi muslo izquierdo. Me sobresalte y le mire, me sonreía, me dijo: tranquila
preciosa, solo quería comprobar que estas piernas son de verdad no te enfades,
y yo me quede callada y dejándole hacer. Volví a mirar a la ventana mientras el
volvía a poner su mano en el medio de mis muslos, acariciando por la parte
interior de estos que es la más sensible, la excitación era terrible, por un
lado me parecía una indecencia que un desconocido me tocara y por otro empecé a
mojarme como una perra . Era como si el saber que el pensara que era un puta me pusiera caliente
delante de él. Estaba más caliente que en las cogidas de mi marido.
Y en estos pensamientos, su boca empezó a susurrarme y a gemir junto a
mi cuello y mi nuca, me moje muchísimo, sentía su respiración cachonda y
sensual, su mano ya estaba dentro de la minifalda acariciando la tela de la
tanga y hurgando por los bordes hasta rozar los labios de mi panocha. Yo estaba
ya tan caliente como perra que fui abriendo las piernas cada vez más para
facilitarle el manejo. Estaba completamente abierta de piernas, con sus dedos hurgando
en los pliegues de mi panocha, me masturbada más espectacular pero , me bajo la
tanga hasta las rodillas delante de la
gente que no se percataba de nada, me subió la minifalda hasta la cintura quedando
mi panocha rasurada a la vista y con sus
dedos me picaba la panocha encharcada. Me decía, ábrete bonita, goza mi
dedo putita, ya verás cómo te gusta, disfruta mi mano y así lo hice.
Me estuvo acariciando suavemente los labios de mi panocha, metiendo un
par de dedos en mi cueva y me dedeo suavemente, lo que me hizo tener un par de
orgasmos que mi marido nunca había conseguido lograr. Me ponía cachonda saber
que un desconocido me estaba picando en
un autobús de camino al trabajo. Me hizo levantar el culo y me consiguió picar en los dos agujeros, un dedo delante y otro en
el culo, lo que me puso aun más caliente, ..., termine corriéndome en el asiento del autobús. Me dio vergüenza,
me vestí, mientras él se levantaba y tras limpiarse en mi saco se marcho. Yo salí
detrás con las mejillas coloradas de la vergüenza y la calentura. Al llegar a
casa por la noche, estaba tan caliente todavía, que le hice una mamada a mi
marido hasta que se corrió en mi cara.
Fue una mañana inolvidable
aqui les dejo varias fotos de diferentes momentos espero les agraden
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Me incorporo y le sonrío metiéndome el pecho dentro del escote y bajándome el vestido que se me había subido. El vestido es sencillo pero elegante, me gusta. Al quitármelo me doy la vuelta de manera que mientras mi rostro está cubierto por el vestido mis senos, mi panocha se encuentren frente a el.