viernes, 18 de julio de 2014

Manoseada en el autobús
 Lo que les  voy a contar sucedió un día rumbo  a la oficina que tome el autobús. Me senté cerca de la ventanilla y a mi lado se puso un caballero de unos 38, 40 años. Era atractivo con sus sienes blancas. Yo llevaba puesto mi traje chaqueta de color marrón , de minifalda plisada corta y de vuelo, al estar sentada la minifalda se subía hasta dejar ver muy arriba de mis perfectos muslos. El caballero no dejaba de mirármelos, yo lo notaba pero me hacia la distraída mirando por la ventana. De todas formas me resulta excitante el saber que atraigo a los hombres y que los pongo cachondos.
Al poco tiempo, y con algo más de gente en el autobús, note su mano sobre mi muslo izquierdo. Me sobresalte y le mire, me sonreía, me dijo: tranquila preciosa, solo quería comprobar que estas piernas son de verdad no te enfades, y yo me quede callada y dejándole hacer. Volví a mirar a la ventana mientras el volvía a poner su mano en el medio de mis muslos, acariciando por la parte interior de estos que es la más sensible, la excitación era terrible, por un lado me parecía una indecencia que un desconocido me tocara y por otro empecé a mojarme como una perra . Era como si el saber que el  pensara que era un puta me pusiera caliente delante de él. Estaba más caliente que en las cogidas de mi marido.
Y en estos pensamientos, su boca empezó a susurrarme y a gemir junto a mi cuello y mi nuca, me moje muchísimo, sentía su respiración cachonda y sensual, su mano ya estaba dentro de la minifalda acariciando la tela de la tanga y hurgando por los bordes hasta rozar los labios de mi panocha. Yo estaba ya tan caliente como perra que fui abriendo las piernas cada vez más para facilitarle el manejo. Estaba completamente abierta de piernas, con sus dedos hurgando en los pliegues de mi panocha, me masturbada más espectacular pero , me bajo la  tanga hasta las rodillas delante de la gente que no se percataba de nada, me subió la minifalda hasta la cintura quedando mi panocha rasurada  a la vista y con sus dedos me picaba  la panocha  encharcada. Me decía, ábrete bonita, goza mi dedo putita, ya verás cómo te gusta, disfruta mi mano y así lo hice.

Me estuvo acariciando suavemente los labios de mi panocha, metiendo un par de dedos en mi cueva y me dedeo  suavemente, lo que me hizo tener un par de orgasmos que mi marido nunca había conseguido lograr. Me ponía cachonda saber que un desconocido me estaba picando  en un autobús de camino al trabajo. Me hizo levantar el culo y me consiguió picar  en los dos agujeros, un dedo delante y otro en el culo, lo que me puso aun más caliente, ..., termine corriéndome  en el asiento del autobús. Me dio vergüenza, me vestí, mientras él se levantaba y tras limpiarse en mi saco se marcho. Yo salí detrás con las mejillas coloradas de la vergüenza y la calentura. Al llegar a casa por la noche, estaba tan caliente todavía, que le hice una mamada a mi marido hasta que se corrió en mi cara.  Fue una mañana inolvidable



aqui les dejo varias fotos de  diferentes momentos espero les agraden





















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Me incorporo y le sonrío metiéndome el pecho dentro del escote y bajándome el vestido que se me había subido. El vestido es sencillo pero elegante, me gusta. Al quitármelo me doy la vuelta de manera que mientras mi rostro está cubierto por el vestido mis senos, mi panocha se encuentren frente a el.